1995 / 28 nov 2017 10:11
Nació en Santander, España, en 1822 y murió en la Ciudad de México en 1898. Estudió filosofía en las Escuelas Pías. Llegó a México en 1836. Se dedicó a los negocios y reunió una considerable fortuna. Perteneció al Ateneo Mexicano y a la Academia de Letrán. Fue fundador de la Academia Mexicana de la Lengua. Fundó con José María Lafragua El Apuntador. Colaboró en El Ensayo Literario. Publicó "El cuento de la vieja" y "Oriental" (1844) en El Liceo Mexicano, y "Jesús" (1869) en El Renacimiento.
Notas: Marcelino Menéndez Pelayo elogia su obra de poeta como "espléndida".
2018 / 16 nov 2018 13:51
Casimiro del Collado y del Albo nació el 4 de marzo de 1822 en Santander, España, y falleció en la Ciudad de México el 28 de marzo de 1898. Hizo sus primeros estudios de latinidad con el presbítero Claudio de la Piedra, en Liendo, municipio de Cantabria. Pasó después al Colegio de Escolapios en Villacarriedo, y completó sus estudios de filosofía, retórica y poética en el Colegio de Burgos. Llegó a México a finales de 1836, cuando aún no cumplía quince años.
Destacó como hombre de negocios, periodista y poeta. Fue director de la Compañía de Diligencias Generales por más de treinta años, cargo que concluyó en 1889; vocal propietario de la Junta Directiva del Desagüe del Valle de México (1886-1898); vocal de la Cámara de Comercio Española en nuestro país de 1889 a 1892; encargado de los servicios de Correos de la capital (1892), y vocal propietario de la Junta Directiva del Saneamiento de la Ciudad (1896).
Recibió numerosos nombramientos a lo largo de su vida, siendo quizá uno de los más importantes el de académico corresponsal en México de la Real Academia Española. Esta encomienda lo llevó a figurar dentro del primer grupo que integró la Academia Mexicana de la Lengua desde su instalación en 1875, en la que participó como miembro efectivo hasta su muerte.
En el campo literario se destacó como poeta descriptivo, satírico y elegiaco. Sus primeras composiciones poéticas, cercanas a la sustancia y la forma de la escuela romántica, aparecieron en El Apuntador. Semanario de Teatros, Costumbres, Literatura y Variedades, publicación semanal ilustrada que fundó en 1841 con José María Lafragua.
La primera edición de sus Poesías fue impresa por Ignacio Escalante en 1868 y la segunda, corregida y aumentada, fue publicada en Madrid en 1880, con prólogo de Marcelino Menéndez Pelayo. Por último, en 1895 vieron la luz sus Últimas poesías 1852-1894, editadas por Francisco Sosa, obra en la que también se incluyó el discurso de Collado reproducido por La Juventud Literaria. Semanario de Ciencias y Letras, el de 10 de junio de 1888. Entre sus poemas sobresalen “El cuento de la vieja” y “Oriental”, publicados en El Liceo Mexicano (1844), “Oda a México” (1855) –que le mereció el título de Cantor del Anáhuac–, “Jesús”, incluido en El Renacimiento (1869), y “En el mar” (1873). Y participó con José María Roa Bárcena en la selección de la Antología de poetas mexicanos (1879), impreso con el sello de la Academia Mexicana.
Colaboró en publicaciones periódicas de importancia, como La Juventud Literaria (1844) y El Renacimiento (1869), y fue redactor de El Liceo Mexicano (1844) y de El Domingo (1870-1871). Sus versos aparecieron ocasionalmente en publicaciones como La Libertad (1879-1884), El Nacional (1885), El Álbum de la Mujer (1886), La Familia (1886), La República Literaria (1886-1887), El Tiempo (1887-1892), La Patria (1888), Revista Nacional de Ciencias y Artes (1889), La Voz de México (1890), El Siglo Diez y Nueve (1891), El Tiempo Ilustrado (1894) y el Periódico Oficial de Campeche (1896).
Perteneció al Ateneo Mexicano, donde dio a conocer sus poemas “América”, “Paisaje”, “Laura en el templo” y “Un niño que llora”, en la revista El Ateneo Mexicano (1844) –de la que fue además secretario de redacción–, órgano editorial de la asociación. Fue socio honorario de La Concordia (1872) y colaborador en La Esperanza, su revista; miembro de la efímera Sociedad Alarcón (1874), de la Sociedad Filantrópica Mexicana (1888); socio correspondiente de la Real Academia de Historia (1888) y honorario del Liceo Mexicano Científico y Literario (1891).
Su relación con la colonia española fue constante: vocal suplente de la Junta Menor Permanente de la Convención Española (1860); presidente de la Sociedad Española de Beneficencia (1870-1871); miembro de la Comisión de Historia y Literatura del centro correspondiente en México de la Unión Ibero-Americana de Madrid (1886); vocal de la Junta Patriótica Española (1897-1898); presidente (1886) y vocal (1895) de la Junta Directiva del Casino Español de México, y representante de España en el xi Congreso Internacional de Americanistas (1895).
Usó los seudónimos C. C., El Español, F. N., Fabricio Núñez y F. Núñez.
En cuanto a su recepción, algunos de los textos clásicos que refieren a Casimiro del Collado son: “Por la Academia. Casimiro del Collado”, escrito por Hilarión Frías y Soto y publicado en el periódico El Siglo Diez y Nueve (3 de agosto de 1985), donde el autor ensalzó las virtudes del clasicismo de Collado en su segunda etapa productiva; y, por supuesto, el “Prólogo” de Francisco Sosa ya mencionado.
Además de los anteriores, entre los estudios más destacados sobre su obra se encuentran el realizado por José María Roa Bárcena, “Poesías de don Casimiro del Collado”, publicado en El Renacimiento (1869); donde el crítico habló sobre el estilo poético de su segunda etapa creativa, la cual comenzó una vez pasada la fiebre del Romanticismo; así como el famoso “Prólogo” de Marcelino Menéndez Pelayo, donde el crítico caracterizó la primera etapa de producción del poeta como poesía de artificio, aunque limpia y correcta en estilo y lengua.
Debe mencionarse, también, el artículo de Manuel Gustavo Revilla, “Don Casimiro del Collado” que, un mes después de la muerte del poeta, dio a conocer El Tiempo. Edición Ilustrada (1 de mayo de 1898). En él, Revilla refirió las virtudes y características físicas de Collado, presentó un panorama general de su producción poética: el paso del Romanticismo a las tradiciones clásicas; de sus influencias: Manuel José Quintana, José Zorrilla, Alphonse de Lamartine y Fray Luis de León; de sus fuentes de inspiración: las escenas de la naturaleza, los recuerdos de la patria, los asuntos religiosos, los afectos del hogar y los recuerdos de la infancia; y la forma: descriptiva, satírica seria y elegiaca, para después realizar un examen de una selección de sus composiciones poéticas, como “Liendo”, “La primavera” y “Contra el abuso de citar glorias antiguas”.
No hay muchas investigaciones recientes sobre el poeta y las existentes son de difícil acceso. Tal es el caso del estudio realizado por Salvador Pérez de Regules para la antología Casimiro del Collado (1956), publicada en Santander, España; del artículo “Casimiro del Collado”, de José Rojas Garcidueñas, en Ábside. Revista de Cultura Mejicana, de 1976, y de los artículos de Pablo Mora, “Hispanismo, periodismo y literatura en el Siglo xix: dos casos de Casimiro del Collado y Anselmo de la Portilla” (2009) y “Elites en México y España: en torno a la literatura mexicana (antologías y edición), 1877-1880” (2016).
- C.C.
- El Español
- F. N.
- Fabricio Núñez
- F. Núñez