Cuando Prieto comienza a llevar a sus compañeros a las sesiones de la ya formada Academia de Letrán (1836), a los primeros que invitó fueron a Eulalio María Ortega, Antonio Larrañaga y Joaquín Navarro. La razón es que estos jóvenes, con otros de su edad, ya concurrían desde 1833 a la tertulia escuela de don Francisco Ortega, padre de Eulalio María. Don Francisco, con el pretexto de entretener a sus cinco hijos varones, a su hija y a los amigos de éstos, jugando billar y estudiando música, en realidad fomentaba en ellos el gusto por la poesía, apoyado por el poeta consagrado Manuel Carpio, que de vez en cuando asistía a la tertulia para encauzarlos literalmente.
Sin duda Prieto contó a aquel grupo de jóvenes acerca de las interesantes reuniones de Letrán, donde se estaban empeñando en crear una literatura mexicana –tal vez en forma no totalmente consciente– y donde el romanticismo tenía oportunidad de expresarse sin ambages.
El 30 de noviembre de 1836, Eulalio María entregó a la prensa su “La Batalla de Otumba”, que fue publicada inmediatamente en El Año Nuevo de 1837. En esta narración de corte indigenista, Ortega manifiesta un antiespañolismo feroz.
En El Recreo de las Familias (1838) aparece un poema de Ortega firmado en 1837, con el título de “A un niño llorando en el seno de su madre”, en que la agresividad de “La Batalla de Otumba” se transforma en un reflexionar que marca el paso de la “edad de las ilusiones a nuestro destino es terrible”. Muy del romanticismo de Letrán expresado por un muchacho de 17 años, que llegó como abogado a descollar en forma brillante hasta el grado que fue seleccionado por Maximiliano para llevar su defensa, que, aunque fracasada, indica el prestigio que llegó a tener.
Se publicaron algunas de sus piezas jurídicas y otras literarias como son: Discurso inaugural pronunciado el día 23 de octubre de 1839 en la apertura anual de la Academia de Jurisprudencia Teórico-Práctica (1839) y Elogio a Cristóbal Colón, presentado y premiado en el concurso abierto por convocatoria al Ateneo Mexicano el 20 de julio de 1845 (1846). Escribió en periódicos y revistas de la época, entre otras: El Año Nuevo (1837 y 1840), El Museo Literario (1837) y El Recreo de las Familias (1838).