La obra de José Juan Tablada así como su vida sorprenden por su amplitud. Ensayista revelador, cronista de los principales acontecimientos de la primera mitad del siglo xx, meticuloso crítico e historiador del arte moderno, mexicano y mundial, traductor, japonista y sobre todo poeta de la feria de la vida, del instante y de las sacrosantas mujeres templos, Tablada en todo quehacer literario dejó constancia de su inagotable erudición. Sus palabras traslucen una ferviente pasión por los paraísos artificiales, de los cuales conoció sus más ocultos rincones, y de los cuales emergió polémico e inquisidor de la moral irrespirable de su tiempo. Sus palabras alteraron finalmente el orden de nuestra tradición poética.
De estas palabras y de este vigor intelectual da cuenta esta antología de su obra, preparada por Esther Hernández Palacios, quien en su prólogo y respecto a la iniciación poética de Tablada dice: "Siguiendo a Baudelaire, Tablada concebía a las artes conectadas entre sí y buscaba las equivalencias entre las percepciones de los diversos sentidos. Conocía no solamente a los artistas y escritores mexicanos, sino además a los clásicos, a los románticos, y estaba atento a las nuevas corrientes del arte que se perfilaban al acercarse el siglo xx.
El artista más completo de México, como dijera de él Ramón López Velarde, nació en la capital del país el 3 de abril de 1871. Animado por su espíritu cosmopolita o debido al exilio, Tablada vivió durante varios años en Nueva York, meca de la modernidad. Participó en el servicio diplomático mexicano, desempeñándose como segundo secretario en las legislaciones de Colombia y Venezuela. Fue miembro de la Academia de la Lengua. Murió en Nueva York el 2 de agosto de 1945.