Estudió psicología en la Universidad Veracruzana y antes de concluir sus cursos la American University de Washington lo becó para investigar en laboratorio las conductas animales. A su regreso abandona la psicología y se incorpora a la editorial de la Universidad Veracruzana como corrector de La Palabra y el Hombre, más tarde dirige los Cuadernos del Caballo Verde, codirige la revista Juglar de la Facultad de Letras Españolas y se dedica a la traducción del inglés de textos de psicología. Desde 1977 vive en el Distrito Federal y colabora en la Dirección de Publicaciones de la SEP; ha sido editor responsable del Boletín de Información Científica y Tecnológica del CONACYT. Ha sido corrector y editor en diversas oficinas gubernamentales; lo fue de la revista Vuelta y actualmente pertenece a su mesa de redacción.

Desde 1989 ha vuelto a colaborar en el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, donde se desempeña como uno de sus editores.

Su poesía ha aparecido en Academus, Juglar, El Tiempo, El Dictamen y en la revistas Diálogos y Vuelta, donde también ha publicado traducciones y reseñas bibliográficas.

Realizó estudios de Psicología en la Universidad Veracruzana (uv), en Xalapa; en 1971 obtuvo una beca como ayudante del laboratorio de Psicología Experimental, en la National University de Washington, para la que tradujo libros. Fue corrector en la revista La Palabra y el Hombre. En 1976 dirigió la colección bibliográfica “Cuadernos del Caballo Verde”, de la uv, donde fue codirector de la revista Juglar, de la Facultad de Letras Españolas. Coordinó el Departamento de Literatura Juvenil de la Dirección General de Publicaciones de la Secretaría de Educación Pública (sep) y editor del boletín Información Científica y Tecnológica, del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (conacyt). Ha colaborado en las revistas Vuelta y La Palabra y el Hombre.

Jorge Brash Guillaumín, traductor y poeta en que dominan los tonos intimistas y autobiográficos y la conciencia de la soledad y el sufrimiento, elementos que pueden advertirse en dos de sus libros más comentados: Incendio de voces y A la mitad del puente; en ambos recrea la versificación clásica en formas como los sonetos y las silvas, aunque también maneja el verso libre. Algunos poemas son apreciados como “preciosistas” y en otros la voz poética es de la mujer, a la que el autor concede una figura protagónica.