Octavio Paz calificó a Carlos Chimal como una "rara avis" de la literatura mexicana. Esta novela lo confirma. Quijotesca y rabelasiana, Creaturas de fuego es una sutil broma alrededor de quienes están imposibilitados de morir durante centurias y viven bajo el lema: actúa como si ya fueras un cadáver. El viaje posmoderno ha terminado, sólo resta prepararse para explorar parajes ignotos y nunca volver. Para ello habrá que llevar un diario.
Esta novela de fino trazo poético es un elogio de aquellos que viven en el límite de su indolencia y experimentan combustión externa de manera espontánea, como una antigua alegoría de las vicisitudes del fuego en su camino por el Universo. Bonzos sin causa, androides desmemoriados, gemelos vampirescos, supermodelos zombies, japongleses surgidos de animés y mangas desfilan ante la mirada impasible del tiempo, el que todo lo disuelve