Daniel Sada creía en la literatura; para él no era un sutil divertimento conformado por un juego de formas, ni una manera de ocupar terreno en busca de una situación envidiable. Él había comprometido su vida con su proyecto de escritura: vivir y producir textos eran un mismo asunto. Escribía para dar vida a un mundo incomparable, con una voz que no se parecía en nada a ninguna otra. La exigencia hacia su propia producción lo llevó a crear textos que trabajaba con paciencia y obstinación. Como el escultor que golpea la piedra para dar forma a su obra, él trabajaba sin cesar para dar a sus textos el aspecto más logrado posible. Así visitó todos los géneros literarios con gran maestría, como si no hubiera querido perderse nada del reto que constituye el acto de escribir, hasta saturar su existencia por el ejercicio de su pluma.
Sin lugar a dudas, Daniel Sada es uno de los pocos autores mexicanos contemporáneos que concibieron el acto de crear como un desafío a la existencia y que se atrevieron a construir un universo propio, en un impulso donde las palabras tintinean distraídas. Esta Reunión de cuentos es prueba e ilustración de ello.