Lev Tolstói es una de las figuras más controversiales de su tiempo. La mañana de un terrateniente / Historia de un caballo contiene algunas de las principales características de su obra: la observación y la crítica social. En el primer relato, Dmitri Nejliúdov, un joven príncipe, filántropo por naturaleza, ha decidido poner en marcha su propio sistema de explotación, uno en el que él velará por el bienestar de cada uno de sus criados y de los campesinos; pero en poco tiempo su ideal se verá truncado por la desoladora situación nacional. Por otro lado, en “Historia de un caballo” Tolstói hace una alegoría de la sociedad y la vida del hombre, a través de las vivencias y las cavilaciones del viejo caballo Jolstomer. Ambos relatos tendrán como eje la candidez de los protagonistas: el primero por sus pretensiones humanitarias, el segundo por su discurso franco e indulgente; sin embargo, la realidad se mostrará siempre cruda e implacable. La delicada precisión de las descripciones de Tolstói, aquel realismo del que es el más grande representante (así reconocido, incluso, por su contemporáneo Dostoievski), conducirá al lector, de forma intencionada aunque apenas perceptible, a una profunda reflexión sobre la mente y el comportamiento humanos. Estas historias, prácticamente desconocidas en nuestra lengua, se presentan aquí en la traducción de Selma Ancira.