El universo marino ha seducido a escritores y
poetas de todos los tiempos –la fauna del océano despierta un enorme interés y
es fuente constante de inspiración. El libro de las ballenas: cuarto cuaderno
de navegación, como expresa el autor, “no es un tratado sobre la vida y muerte
de las ballenas sino la crónica de un desordenado viaje en el que no hice sino
buscarlas sin descanso”. Esta travesía nos permite acercarnos a ellas, ahondar
en sus misterios. A lo largo de la obra advertimos que estos cetáceos son
“islas móviles, planetas terribles que siguen, con su estremecedora vehemencia,
su órbita infinita, la única senda, inalterable”. ¿Y qué decir del alma de las
ballenas? En su hermosura se revela “la belleza terrible de las profundidades”;
su mirada en un espejo oscuro; al encallar, sus ojos, como un abismo, se clavan
en los nuestros: un mundo de soledad colma sus pupilas. Juan Manuel Gómez nos
hace habitarlas, no físicamente como Jonás o Pinocho, sino en los “salones de
su profundo sueño”. A través de la escritura seguimos el recorrido del autor por
diversos lugares, percibimos el murmullo del mar y seguimos los trazos que
estos seres legendarios dejan en las aguas.