Una escritura de tintes místicos inscritos
en la tradición hebrea y castellana pero cuyos temas universales se conciben
como una grave narración personal y se recorren bajo la luz de una mirada
femenina sugerente y sólida, son algunos de los rasgos que distinguen esta
colección de poemas de Jenny Asse Chayo. La apuesta del libro es hacer del
lenguaje un rezo, una torre de Babel que se construye y se destruye mientras
avanza. Acepta la posibilidad del lenguaje pero, aun así, lo persigue; se
rebela, atenta contra él, y finalmente accede al silencio: su destino. La
autora parece fascinada por la multiplicidad de significados de las palabras,
por su propia extrañeza. El lenguaje se enrarece, se convierte en incertidumbre
y vacío. El tema y la búsqueda de Es sed de morir el paraíso luchan entre sí,
pues a medida que la escritura avanza, desnuda la orfandad de quien escribe, la
orfandad de las palabras.