El poeta Max Jacob fue herido por la gracia de Dios en la oscuridad de un cine. A partir de esa singular experiencia se hizo cristiano. Ciertamente, en las tinieblas del cine pueden producirse muchas revelaciones. En el caso de Gaspar Orozco estas revelaciones cinematográficas son poéticas."Señalamos con el dedo la madera que se extingue. Sin embargo, el fuego se propaga: no se sabe hasta dónde llegará." Esta traducción del maestro Chaung Tzu es de Gaspar, poeta singular, entre otras cosas, por su conocimiento del chino. Puede pensarse que la disquisición de Chuan Tzu se acerca de alguna manera al cine. Éste sería el fuego que consume cada uno de los poemas en prosa reunidos en esta colección, obra de un poeta que ha trabajado con materias como la majestad secreta de una mosca o el destino de imperios perdidos. En la remembranza del cine está el tiempo recobrado. Viajamos nosotros en el tiempo alejándonos de la película que permanece fija. El momento en que se está ya sentado en la butaca del cine y se apaga la luz anunciando el inicio de la proyección ha sido calificado por Gore Vidal como el instante de la suprema felicidad. ¿Y no es cierto que el cine y la poesía, como escribe Gaspar en Autocinema "llegan por diferentes caminos al mismo punto"?.