Se conoce a López Velarde como el “poeta nacional” y por ello su obra se ha fragmentado en diversas antologías que circulan en su honor. Hace falta volver a la condición primera de una poética que el autor concibió libro a libro. Por eso están aquí las dos obras que Ramón López Velarde publicó en vida —La sangre devota (1916), Zozobra (1919)— y el poemario que se difundió después de que el poeta muriera a la cabalística edad de 33 años —El son del corazón (1932). El público disfrutará con esta nueva edición la voz del autor en su forma primigenia: de los resabios de la nostalgia y de la belleza de la tierra que dominan La sangre devota, al poeta maduro y sombrío de Zozobra, hasta la última música de El son del corazón. Se conjuran en estos poemas el equilibrio entre la religiosidad católica y el erotismo, el canto a las emociones que produce el terruño y la infancia, el retrato de un país y de un pueblo que ya no existen: la provincia mexicana de principios de siglo XX.