¿Qué es lo que queda cuando el amor se muere? Todos los seres son vulnerables a la tragedia: el corazón se detiene, helado, cuando a medio aliento siente la aparición del vacío. Los cuerpos sufren los desgarramientos del dolor, se quiebran o colapsan. ¿Cómo alzar la voz en medio de la catástrofe? Con una visión que declara su pesimismo por estos hechos y al mismo tiempo muestra una pasión profunda por la vida, los poemas reunidos en este volumen decantan la experiencia de velocidad amarga del agua que se va. Pero en torno vemos que la memoria erige, con la fruición propia de los artesanos, un sitio en que las personas y las cosas no precisamente mueren, sino que se vuelven la imagen perfecta de sí mismas. Frente a la adversidad de la ciudad o el paisaje siempre cambiantes, en donde parece que todo siempre está a punto de desaparecer, el recuerdo vivo de lo transcurrido se transforma en presente mirado y semblante de permanencia; nos encontramos, acaso, en un paraje desconocido, a donde sólo hemos llegado como viajeros extraviados, exiguos, casi fantasmales, para entender la realidad de un desencuentro: "Te cansas pronto, Ernesto, / se te cierra el aliento sin llegar a un lugar deshabitado / no precedido de hombres o de cosas, / se te quiebran los puños antes de abrir de veras un secreto / o instaurar una fecha / o cosechar amor como un tallo lumínico de fuego y permanencia".