Jorge Cuesta, nuestro único escritor con "leyenda", nuestro único "maldito", ha sufrido un inexplicable olvido póstumo que contrasta con el alto rigor conseguido por él en la práctica de la escritura, tanto en prosa como en poesía.Utilizando como hilo conductor un ensayo de Cuesta sobre Díaz Mirón, el presente trabajo constituye el primer intento de sistematización de las ideas estéticas del menos recordado de los "Contemporáneos", como un paso previo a la lectura y mejor apreciación de su obra. Inés Arredondo (La señal, 1965; Río subterráneo, "Premio Xavier Villaurrutia 1979"), ha logrado conjuntar un panorama preciso y ordenado de la "poética" de "el más triste de los alquimistas", cuyo principal mérito es su fidelidad al pensamiento "cuestiano".