La buena tradición mexicana de estudios e investigaciones en los campos de la cultura mexicana fue continuada desde la década del cincuenta. Ignacio Bernal (1910-1992), discípulo y colaborador de Alfonso Caso, realizó
estudios importantes en arqueología e historia. Sus trabajos principales se
dedicaron a exponer los orígenes, el desarrollo y el fin de las culturas
prehispánicas de Mesoamérica. Dentro de este proyecto, Tenochtitlan en una isla (1959, 1972) es una de las síntesis más
afortunadas sobre el tema; y también lo es el capítulo inicial que escribió
para la Historia mínima de México (1973),
que tuvo la exigencia de exponer con brevedad, “única y exclusivamente lo que
consideramos el cauce central de nuestra historia”. Bernal compuso, a lo largo
de diez años, la excelente Bibliografía
de arqueología y etnografía de Mesoamérica y el norte de México (1962),
inspirada en la obra clásica de su ilustre antepasado, don Joaquín García
Icazbalceta, la Bibliografía mexicana del
siglo XVI (1886). El mundo olmeca (1968)
es una monografía que acopia y organiza el cúmulo de investigaciones y teorías
y que propone una visión unitaria acerca de esta “cultura madre”. Y su último
libro, Historia de la arqueología en
México (1979) es una notable síntesis, escrita con erudición y amenidad. El
último capítulo se llama “El triunfo de los tepalcates (1910-1950)”, o sea “el
triunfo de los arqueólogos de campo sobre los de simple gabinete, que
prevalecían antes de 1910”.