Ángel de Campo es uno de los pocos escritores de su tiempo conocido exclusivamente como cuentista. Su obra editada es pequeña: tres libros que contienen unos setenta cuentos. Este hecho advierte que no fueron razones de cantidad las que contribuyeron a que el cuentista se impusiera, antes bien lo poco que publicó le bastó para consagrarse y para ayudar a establecer la autonomía del género. El cuento no acaba de independizarse de la novela sino hasta los últimos años del siglo XIX, con los escritores llamados realistas. Por entonces no está totalmente deslindado su campo ni aquilatada su importancia literaria. La prueba es que en las historias de la literatura se considera a los poetas o a los novelistas y se añade cuando el caso lo amerita, que también cultivaron el cuento.