La falta de agua que padece la Ciudad de México —vivida y sufrida desde una perspectiva doméstica y absolutamente personal— sirve de tema a Leñero para esta novela sin ficción. De un episodio en apariencia banal, pero sin duda ilustrativo de los problemas que aquejan a la metrópoli —común a todas las grandes ciudades—, surge un relato cuyo humor y cuya autoironía acompañan la voluntad literaria de tomar la realidad como único soporte narrativo. Ya no es la verosimilitud de los hechos, sino su verdad textual, lo que interesa revivir para documentar los tiempos que vivimos. Este afán de documentación, que en otros libros de Leñero (Los periodistas, Vivir del teatro) enfoca situaciones trascendentes de la política o la cultura, se repite aquí pero orientado a la epidermis de la problemática nacional como si el autor quisiera demostrar, con ello, que la novela sin ficción tiene también jubilosas posibilidades para el divertimento, para la simple alegría de escribir.
Vicente Leñero (1933) es autor de las novelas Los albañiles, Estudio Q, A fuerza de palabras, El garabato, Redil de ovejas, Los periodistas, El evangelio de Lucas Gavilán. Como dramaturgo ha escrito, y se han llevado a escena: Los albañiles, Pueblo rechazado, La carpa, Compañero, El juicio, la versión teatral de Los hijos de Sánchez, La mudanza, Alicia, tal vez, La visita del ángel y Martirio de Morelos.
En esta novela, construida con sencillez y agilidad, Leñero retrata en primera persona las vicisitudes con albañiles y vendedores de tinacos, en una delirante aventura cotidiana que relata los problemas por la escasez del vital líquido en las grandes urbes.