Enciclopedia de la Literatura en México

Alonso Ramírez de Vargas

Hasta ahora, prácticamente, las únicas noticias sobre Ramírez de Vargas son las que da Beristáin y las que se desprenden de algunos textos de presentación de sus obras. Dice Beristáin que fue “natural de Mégico, capitán, alcalde mayor de Misquiaguala, hijo de padres nobles, de educación piadosa y de estudios amenos. Fue muy estimado y honrado de los virreyes arzobispos, cabildos y pueblo de su patria”.[1] Su cargo como alcalde queda confirmado en la presentación que le hace don Miguel Sánchez de Ocampo, secretario del certamen  Festivo aparato: “Es el autor don Alonso Ramírez de Vargas, Alcalde mayor del partido de Mizquiaguala...”, y en la décima con la cual se le premia un soneto:

¡Gran soneto juro a tal!
Vive Apolo, que es assombro
y puede estar ombro a ombro
con el más apologal.
Confiese todo mortal
que estás, Alonso, premiado
en la justa en que as entrado,
muy a lo Alcalde mayor,
pues oy el lugar mejor
de justicia se te a dado.[2]
(vv. 17-22)

En tanto que Sigüenza y Góngora en las presentaciones del Triunfo parténico confirma su cargo de capitán: “Llevó el primer lugar el dicho capitán don Alonso Ramírez de Vargas”, “mereció el segundo lugar el capitán don Alonso Rodríguez de Vargas”.[3]

Fue un autor muy prolífico; hasta ahora se sabe de las siguientes obras:

Descripción poética de las fiestas reales que se celebraron en México por el nacimiento del príncipe don Carlos, por don Alonso Ramírez de Vargas (México, Juan Ruiz, 1662).[4]

Elogio panegírico, festivo aplauso, iris político y diseño triunfal de Eneas verdadero, con que la muy noble y leal ciudad de México recibió al Excelentísimo Señor don Antonio Sebastián de Toledo y Salazar, marqués de Mancera... (México, Bernardo Calderón, 1664).

Descripción de la alegre venida a México y regreso a su santuario de la milagrosa Imagen de Nuestra Señora de los Remedios (México, Bernardo Calderón, 1668; reimp.: Cádiz, Jerónimo de Peralta, 1725).[5]

Descripción poética de la máscara y fiesta que a los felices años y salud restaurada del rey, nuestro señor, Carlos ii (que Dios guarde) hizo la nobleza de esta imperial ciudad de México... (México, Juan Ruiz, 1670).

Sencilla narración, alegórico, fiel trasunto, dibujo en sombras y diseño escaso de las fiestas grandes con que satisfizo... (a la entrada del arzobispo fray Payo Enríquez de Ribera como virrey) (México, Viudad de Bernardo Calderón, 1677).

Villancicos que se cantaron en la Santa Iglesia Metropolitana la noche de maitines del príncipe de los apóstoles san Pedro... (México, Viuda de Bernardo Calderón, 1685). 

Simulacro histórico-político, idea simbólica del héroe Cadmo... Descripción del Arco triunfal que erigió la Iglesia de México en la entrada del virrey Conde de Galve (México, Francisco Rodríguez Luperdio, 1688).

Villancicos que se cantaron en los maitines de la Natividad de Nuestra Señora en la iglesia catedral de México (México, Viuda de Bernardo Calderón, 1689).

Sagrado padrón a la memoria debida al suntuoso, magnífico templo y curiosa basílica del convento de religiosas del glorioso Abad San Bernardo de México... (México, Franciso Rodríguez Lupercio, 1691). 

Zodiaco ilustre de blasones heroicos, girado del sol político, imagen de príncipes que ocultó en su Hércules tebano la sabiduría mitológica... (Arco triunfal y elogios que la Santa Iglesia de México consagró en su entrada al excelentísimo señor conde de Moctezuma y de Tula, virrey de México) (México, Joseph Guillena Carrascoso, 1696).

Alonso Ramírez de Vargas fue un poeta de cierto ingenio y de cierta notoriedad en esta segunda mitad del siglo xvii. A las obras mencionadas habría que añadir varios poemas sueltos en los preliminares de obras de otros autores (cf. infra) y aquellos con los que participó en diversos certámenes: en Empresa métrica, de 1665, su centón gongorino obtuvo el primer lugar (junto con el de Juan de Guevara); en el ya mencionado Festivo aparato (1672); en el Symbólico glorioso asumpto (1673), en el cual obtuvo el primer lugar del certamen segundo con un romance discreto, y el tercer lugar en el certamen cuarto con unas redondillas bastante mediocres; en el Triunfo parténico (en el certamen primero obtuvo el primer lugar en la categoría de romances; en el cuarto una canción suya fue premiada con el segundo lugar; en el emblema primero obtuvo otra vez el primer lugar con una glosa en décimas, en el emblema segundo su canción obtuvo el segundo lugar y el mismo lugar un soneto en el emblema cuarto). Méndez Plancarte incluye fragmentos de algunas composiciones en sus Poetas novohispanos. Segundo siglo.[6] Por otra parte, Dalmacio Rodríguez Hernández[7] reproduce en apéndice una obra en prosa y verso, no mencionada por Beristáin, llamada Sencilla narración... en la celebrada nueva de haber entrado el rey nuestro señor don Carlos Segundo... (México, Viuda de Bernardo Calderón, 1677).[8]

A cada paso nos encontramos con Alonso Ramírez de Vargas. Y es que su musa era curiosa, fértil en recursos y asuntos, ya se enfrente con la sequía, ya cante los muy calderonianos rejones, ya pinte los fuegos de las verbenas. Es Ramírez de Vargas poeta a quien se le siente el timbre de la voz, hasta cuando la ahueca lastimosamente para que México y Vizcaya lloren la Elegía por el capitán Retes Lagarche.

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