2010 / 25 feb 2019 14:56
Delgado y Buenrostro nació en Sevilla, pero él mismo escribe en su Dedicatoria a un sermón de Santa Rosa “fue también mi patria la ciudad de Puebla de los Ángeles”,[1] en donde vivió parte de su infancia y se educó, pues –según asienta Beristáin (loc. cit.)– era familiar del obispo Palafox: “Allí recibió también los órdenes sagrados, y fue insigne predicador hasta que el illustríssimo señor don Jesús García Palacios, canónigo de aquella catedral [Puebla], hecho obispo de Cuba, se lo llevó a la Havana con el empleo de su secretario. Volvió después a su primera patria Sevilla, y se exercitó allí con aplauso en la oratoria sagrada; y a poco tiempo regresó a Puebla, su patria segunda, donde falleció a principios del siglo 18”.[2] En efecto, parece haberse desarrollado más en la oratoria sagrada (se conservan varios sermones impresos) que en la poesía, aunque Sigüenza y Góngora, en el Triunfo parténico, lo presenta como: “excelente orador y no menos grande poeta”.[3]
Beristáin cita las siguientes obras (no hay mención, otra vez, de los villancicos):
Panegíricos sagrados pronunciados en las Indias de la Nueva España (Sevilla, 1679).
Historias varias canónicas, moralizadas en varios sermones (Puebla, Diego Fernández, 1673).
Elogio de Santo Tomás de Aquino (Puebla, Fernández de León, 1695).
Sermones varios (Sevilla, López de Haro, 1696).
Exposición moral del verso 7 del salmo 50 de David (Puebla, Villarreal, 1696).
Elogio en verso castellano del excelentísimo e ilustrísimo señor don Manuel Fernández de Santa Cruz, obispo de la Puebla (Puebla, 1699).[4]