2010 / 28 feb 2019 13:15
Nació en la villa de Ocaña, Toledo, en 1547.[1] En 1564 recibió las órdenes como jesuita en Castilla. Enseñó teología en el Colegio de Plascencia, de donde pasó a la Universidad de Alcalá. Se embarcó para Nueva España y el 27 de mayo de 1582 recibió la borla de doctor de la Real y Pontificia Universidad de México. Gozó fama de gran teólogo y letrado; fue maestro nada menos que del arzobispo Pedro Moya de Contreras; y se dice que aprendió gramática y prosodia latinas con toda perfección en sólo nueve meses, y que también fue perito en lengua griega. Según Beristáin, “fue igual a su doctrina y erudición su virtud; y se asegura que el cielo le concedió ver en figura de palomas blancas las almas de siete jesuitas, sus discípulos, muertos por la fe a manos de los indios tepehuanes”.[2] Murió en México el 11 de mayo de 1626.
Escribió básicamente tratados teológicos, y el resto permanece manuscrito: De natura theologiae: de Dei essentia et perfectionibus: de eiusdem scientia, providentia et praedestinatione, De Mysterio SS. Trinitatis: de processione creaturarum a Deo; de Angelis, De Sacramento Poenitentiae. Beristáin no registra ningún texto poético. En Vida y heroicas virtudes del doctor don Pedro Moya de Contreras de Cristóbal Gutiérrez de Luna (1619)[3] se encuentran, prácticamente inéditos, una ensalada, dos villancicos y un romance de Hortigosa, todos dedicados a san Miguel,[4] compuestos antes de 1586, para una fiesta de la catedral, a petición del arzobispo Moya de Contreras.[5]
1946 / 04 sep 2017 15:30
Según la tradición y estilo de Eslava, se seguían cantando, en algunos actos eclesiásticos, chanzonetas y motetes, como los componía Corvera, o como la graciosa "Ensalada de San Miguel" del P. Pedro de Hortigosa.