Militar valiente, político honrado, funcionario eficiente, diplomático temido por su picardía, novelista precursor de la mejor narrativa nacional, poeta sincero, Vicente Riva Palacio (1832-1896) es el mexicano ejemplar.
Esta novela, primera de una tetralogía donde el personaje Martín Garatuza es el hilo conductor de diversas historias que recrean de una manera intencionada la vida colonial; la trama, de capa y espada, narra las desventuras de doña Blanca, quien debe enfrentar a la Inquisición, a la decisión familiar, a traiciones y asesinatos, y a la misma muerte, para defender su amor. Influido decididamente por las novelas de Dumas, Riva Palacio creó un ambiente espléndido, y lo adornó con un lenguaje efectivo, seductor, divertido, que ayudó a fundar la novela mexicana. Pocos libros tan hermosos y entretenidos como éste y que deja al lector, el de antes y el actual, atraído a cada instante por la trama, y deseoso de que nunca termine.
Publicada originalmente por entregas en 1868 en el periódico La Orquesta y editada poco después en forma de libro, ésta es una de las obras más leídas de la narrativa mexicana del siglo XIX. En primer término es un amenísimo relato de aventuras, pasión, conspiraciones y crímenes cometidos al amparo de la noche durante la turbulenta época colonial. Entre los protagonistas se encuentra Martín Garatuza, personaje inspirado en un famoso ladrón que cometió sus fechorías durante la primera mitad del siglo XVII. Sin embargo, más allá de esta lectura superficial, la obra constituye un alegato en contra del oscurantismo eclesiástico, representado por el Tribunal de la Inquisición, cuya fanática crueldad es puesta en evidencia por Riva Palacio. Finalmente, su libro es una defensa del proyecto político liberal del cual formó parte el autor.