Con cuánta facilidad se pervierten, se pudren las relaciones entre individuos más o menos civilizados. Qué fácil resulta que una buena persona lleve a cabo acciones reprobables, pero que en el fondo revisten una suerte de fatal justicia. Parejas que comparten un acelerado descenso a la locura. Solitarios que le cobran al mundo afrentas reales o imaginarias. Hombres desesperados por sobrevivir un día más dentro de la despiadada maquinaria económica. Mujeres tan a disgusto con su vida que dejan de reconocerse en el espejo.
La sonámbula, segundo libro de cuentos de Bibiana Camacho, recorre escenarios donde ocurren toda clase de desencuentros y pérdidas. Sus historias se adentran en los terrenos de los bajos fondos y los giros fantásticos, alumbran las grisuras de la cotidianidad al tiempo que advierten al hombre acerca de apocalipsis bien merecidos pero misteriosos.
Esta propuesta señala las circustancias de la gran ciudad como el origen del pesar y la violencia que cercan a los personajes –hacinamiento, desempleo, contaminación, necesidad–, al tiempo que nos invita a recorrer de nuevo esas calles a diaro transitadas, pero esta vez con los sentidos bien abiertos.