En una granja, en un planeta imaginario, en la que se recluye a los deficientes genéticos, a los delincuentes y a las personas consideradas como subnormales, ha comenzado una rebelión. El ultimátum es decisivo: o se discuten de inmediato los derechos de los recluidos a existir de manera libre, sin discriminaciones de ningún tipo, o el continente entero sufrirá la propagación de un virus que en poco tiempo diezmará a la población.
Los representantes del Consejo Cívico, entre los que se encuentran un teólogo, un filósofo y una jurista, se reúnen en búsqueda de un acuerdo, sin saber que su discusión, a través de la religión, la ciencia y la filosofía, los llevará a temas tan cruciales como la eugenesia, el aborto y el libre albedrío.
Fiel a la idea de que las novelas no sólo trasmiten conocimiento sino que ese conocimiento es capaz de transformar la vida del lector, Leonardo da Jandra establece con esta ficción filosófica una pauta de discontinuidad no sólo con relación a su propia obra, sino también –lo que es más relevante– con relación a la literatura mexicana contemporánea.
Distopía es una invención en la línea de Bacon, Huxley y Orwell; pero es sobre todo una apuesta literaria a contracorriente, que amplía nuestra imaginación moral y nos hace profundizar en la comprensión de las diferencias entre personas y la diversidad de sus necesidades.