Dios es un magnífico pretexto literario. Y también las historias bíblicas, los asesinos, las enamoradas, los funambulistas y los fantasmas, subterfugios todos de Edilberto Aldán que, con Fulgores breves de largo insomnio, crea y recrea sueños asombrosos de unas cuantas líneas, microcuentos o cuentos brevísimos —tal como los llamaba Edmundo Valadés— con la orfebrería exacta que requiere este género tan antiguo como hipermoderno, obras que en su implacable tic tac siempre marcan la hora precisa del gozo que produce la malicia, la vuelta de tuera, la sorpresa o la prosa poética. Un jurado compuesto por René Avilés Fabila, Marco Aurelio Chavezmaya y Alfonso Pedraza otorgó a la presente obra el Premio de Cuento Corto Agustín Monsreal