Cuando en 1991 daban inicio las guerras en Yugoslavia, crucé el país por accidente. Volví como reportero en 1993 a la guerra civil de Bosnia, el más brutal de los conflictos en los Balcanes. Ahí se sembró de forma perversa un gran odio para que amigos y hermanos se asesinaran unos a otros. Fue en esa guerra en la que mataron a mi camarógrafo y amigo Dominique Lonneux.
En la última guerra de la ex Yugoslavia, la llamada guerra de Kosovo, también trabajando como reportero, un bombardeo de misíles casi me impide contar esta historia.
Vivencias como corresponsal, confrontaciones con la muerte, sucesos que están frescos en mi mente pero que, paradójicamente, parecen ser sólo un sueño. Así como el sueño emerge en mi memoria es como lo narro.
Luis Fernando Rodríguez Torres