“El timbre del teléfono me despierta; debo estar cayendo en el sueño profundo porque lo escucho lejos y me cuesta trabajo despertar. Medio dormida tomo el auricular. Es la voz de la madre de Fuoad; me sorprendo, me asusto. —No quisiera ser yo la que da esta noticia. Secuestraron a Fouad e hirieron a Irene; está en el Seguro Social. Por unos momentos no comprendo nada; mi cerebro se resiste a entender. No sé cuántos segundos eternos pasan. —¿Me escuchas? —¿Qué le hicieron a mi niña? ¿Dónde está? —En el Seguro Social. No vayas sola.” Con estos párrafos escritos en su diario personal, Ester Hernández Palacios, Doctora en Letras Modernas y académica de la Universidad Veracruzana, nos ofrece el testimonio de una madre a la que le asesinan a su hija en ese México de los tiempos últimos, un país crispado por la violencia y el absurdo en el que nadie, absolutamente nadie, puede sentirse a salvo.