Ciudad Juárez nació desértica y migrante para convertirse en frondosa y lugar de asiento de miles de familias que decidieron establecer ahí, al lado del Río Bravo (frontera con Estados Unidos) y de un otrora valle fértil, una apuesta de vida. Sin ser el paraíso, nunca mereció transformarse en el infierno que ahora es.
Con una prosa sencilla, sin efectismos, Myrna Pastrana escribe el testimonio que cuenta, paso a paso, cómo “juaritos” ha cambiado a lo largo de las décadas y cómo, a la postre, se inició y desarrolló su decadencia que la tiene postrada en una ciudad cuasi fantasma, a la que le han robado casi todo para volverse tierra de sobrevivientes, pero también morada de asesinos, narcotraficantes, secuestradores, chantajistas y delincuentes de distinta ralea que se pelean la plaza ante unas “autoridades” que no encuentran la manera de que la paz regrese a sus calles.