Habría que decir que el poeta propone una lógica para el armado de ciertos embrujos. Aclarar que el mundo que le ha sido presentado como un paisaje no siempre es definitivo ni es una estatua que no pueda estar sujeta a cambios por fragmentación en el verso. Así este puzzle se erige a punta de bloques de significado y plasticidad en recursos que nos brindan la idea como punto de origen de todo lo que se mueve.
Óscar Paúl Castro presenta en este libro los resultados de dicho movimiento. Con el oficio de pulsar a mano el lenguaje de los pequeños instantes, llegamos a estas páginas donde el caligrama muta en línea inquieta y los ecos de todos los poetas que es Óscar nos ofrecen su palabra. De contención en la imagen, aristas de esa noche desde la que él escribe, de tono diverso, siempre al servicio del poema. Por momentos cercano al haikú, pero incluyendo otro registro donde los poemas presentan un tono narrativo, preciso y sugerente a partes iguales.
La noche entonces, todas las noches, se reacomodan como estepas en el verso; eclosionan al borde de un lenguaje que se muestra cercano. Los poemas de Puzzle dialogan y establecen una complicidad con el lector desde el momento en que sus signos se han vuelto espejo y puerta.
Antonio León