Con el fortuito encuentro de dos barcos, en algún lugar remoto de la costa de Chile, empieza el relato de Benito Cereno, uno de los más conocidos de Herman Melville. Esta gran aventura llena de suspenso fue publicada originalmente en 1855 en la revista Putnam´s Monthly (en tres entregas sucesivas) y un año después en el volumen The Piazza Tales.
Hacia el año de 1799 el capitán estadunidense Amasa Delano, a bordo en su ballenera, el Bachelor´s Delight, avisa el misterioso Santo Domingo, un barco que, surgiendo de la niebla en un estado de deterioro avanzado, parece estar extraviado. Siguiendo a Delano, descubrimos que en el navío se encuentra un equipaje singular, compuesto casi exclusivamente de esclavos negros bajo el mando de un capitán taciturno y retraído: Benito Cereno. Como su barco, el español está en un estado de desgaste físico y moral. El lector, intrigado por esta embarcación y por el comportamiento inusitado de su tripulación se volverá, como el capitán, intérprete de todos los signos.
Nadie como Melville ha sabido, a través de una prosa ágil y cautivadora, adentrarse en la mente humana y elaborar personajes de gran complejidad. Después de su obra maestra, Moby Dick, Melville vuelve a plantear el problema del mal y cuestiona los engranajes del poder. Benito Cereno es una representación dentro de la representación, un sistema de signos que da lugar a múltiples interpretaciones; hay quienes vieron en este relato una defensa de la causa abolicionista, pero también la alegoría del encuentro de dos Américas diferentes.