Una casa en ruinas, una embarcación, una isla desierta y las Tierras Altas escocesas son los escenarios de esta novela que narra las aventuras del joven David Balfour, que se ve inesperadamente involucrado con el jacobita Alan Breck, a quien se une en un arduo recorrido para huir de la persecución de las tropas inglesas. Estos dos personajes se presentan así mismos a través de sus actos y de sus decisiones, muchas de ellas tomadas al verse en peligro y al solidarizarse ante el temor, como diría Stevenson. En un ambiente donde predominan las tensiones políticas, contrastan la siempre latente traición y las peleas entre los bandos opuestos con el valor, la amistad y la integridad de los protagonistas. De esta manera, la ficción y el contexto social confluyen para ofrecernos una realidad en la que ancianos sin escrúpulos, adolescentes que temen a la tierra firme o espadachines virtuosos son tan verosímiles como la lucha de las huestes del rey Jorge II contra los clanes jacobitas. Se conjugan así las relaciones humanas con las complejas circunstancias históricas en esta emocionante novela de aventuras que sigue siendo tan valiosa hoy como lo fue en 1886, cuando se publicó. No en vano Borges rindió homenaje a uno de los grandes escritores del siglo XIX al decir: “Me gustan los relojes de arena, los mapas, la tipografía del siglo XVII, las etimologías, el sabor del café y la prosa de Stevenson”.