Estos poemas, legado de aquella civilización y escritos hace tres milenios bajo el gobierno de sus reyes divinos, los faraones, representan una verdadera joya de la literatura de todos los tiempos.
Los textos recogidos aquí revelan muchos paralelos simbólicos y temáticos con el cantar sublime del amor y de la vida: el Cantar de los cantares bíblico, dando sustento así a la afirmación de Gianfranco Ravasi de que ese cántico de cánticos es el eco continuo de quienes buscan lo infinito del amor, y de que en él converge, “aunque indirectamente o sólo en forma alusiva, la gran respiración de la poesía de amor de la Media Luna Fértil, esto es, ese luminoso arco histórico cultural que va desde Mesopotamia hasta Egipto. En cierto sentido, podemos decir que existe un sinnúmero de cantares, todos orientados hacia el Cantar de los cantares que los resume y exalta.” Nada desdeñable es la aportación de los cantares de la civilización del Nilo al cantar por excelencia. La traducción de Ezra Pound y Noel Stock de estos Poemas de amor del antiguo Egipto lo confirma aquí magistralmente.