Al aparecer este libro en su edición inglesa, escribió Cottie A. Burland, del British Museum: “Se trata de un libro notable, escrito por una arqueóloga que ha descubierto un maravilloso campo nuevo en los murales del Méjico Antiguo, en las ruinas de la gigantesa ciudad de Teotihuacán. No es una relación de sus descubrimientos, sino la interpretación de la religión que inspiró dichas obras. Y como tal exige un lugar en la biblioteca del psicólogo, del estudioso de religiones comparadas, del amante del arte, del historiador. Está escrito en un estilo extrañamente vívido que no se atiene a ningún orden exacto de pensamiento y que, sin embargo, presenta el cuadro total de una creencia profunda y apasionada... Que la filosofía náhuatl era clara y rica ha de ser la convicción de todos los que estudien las imágenes de los dioses mexicanos. La autora les da una vida que por primera vez revela la grandeza de su concepción.”
Laurette Séjourné es arqueóloga del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México. Ha efectuado investigaciones sobre las distintas áreas culturales y dirigido trabajos de exploración en Teotihuacán. Este libro ofrece algunos de sus más importantes descubrimientos arqueológicos, a través de los excelentes dibujos de Abel Mendoza, técnico del mismo Instituto.
Entre los componentes principales del sortilegio que México ejerce sobre quien cae en su ámbito —naturales y extranjeros— el más poderoso viene de muy lejos en el pasado; de las viejas culturas que lo poblaron, cuyo influjo se prolonga en el presente. Este hechizo ha impulsado la ya considerable obra de Laurette Séjourné, quien se ha desempeñado por largo tiempo como arqueóloga del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
La autora afirma que, durante los largos años en que hizo trabajo de campo, veía “resucitar mudos, sin identidad, como si hubiera perdido toda memoria, restos arqueológicos prodigiosos”. Esta situación lleva al investigador a la tarea de tener que reconstruir la historia partiendo de las mismas raíces, a echar primero los cimientos. Lo anterior es producto de la necesidad que tuvieron los conquistadores de aniquilar la cultura prehispánica para justificar los abusos y la violencia que hicieron definitiva la colonización.
Laurette Séjourné ha efectuado prolongadas investigaciones en distintas áreas culturales del México precolombino, especialmente en Teotihuacan, que se tradujeron en monografías en que predomina la descripción. En Pensamiento y religión en el México antiguo (1957) ofrece una interpretación de la filosofía y la cosmología que sirvieron de andamiaje ideológico para sostener las estructuras culturales del México antiguo. “El problema central y más espinoso de la historia precolombina es: ¿en que estadio cultural debemos situar a la sociedad azteca?” —apunta— y responde, apoyada en su larga experiencia, que aquella poseía una riqueza espiritual que obliga a considerarla entre los pueblos de la alta civilización. Para llegar a esta conclusión analiza la religión náhuatl, su lenguaje simbólico y su panteón —el conjunto de dioses—. Los dibujos de Abel Mendoza enriquecen este importante trabajo.