Todo comenzó en Morelia, una noche en que diez autores compartían la cena alrededor de una mesa. Alguien preguntó entonces: “¿Por qué no hacemos, entre todos, una novela colectiva?”. El resultado (la azarosa, tremenda relación entre Abelardo Azcárate y Sofía Platín, protagonistas de la historia) son estas páginas.
Claro, cualquiera lo dirá, escribir una novela entre diez autores (que luego serán once) es imposible, casi una locura. Sin embargo, la historia nació, creció en la promiscuidad de once mesas de trabajo, y adquirió los rasgos obsesivos, estilísticos, de cada autor y de la generación que los engloba.
El hombre equivocado es, por lo mismo, una novela y varias novelas simultáneas. Transita por los géneros romántico, político, erótico, policiaco, introspectivo, humorístico... pero sugiere, fundamentalmente, un trabajo audaz, correspondido, generoso y lleno de entusiasmo.
Este es, sin duda alguna, un novedoso juego literario. El experimento de armar y desarmar una historia construida por 22 manos —lúdico a todas luces— se disfruta al participar en él. Leyendo la novela, el lector protagoniza al autor número doce.