La escritura del poema será siempre la de un recomienzo permanente.En su realidad verbal, las conjugaciones de todos los tiempos allí confluyen; por eso mismo, el pasado remoto o el cercano —por no hablar de los recuerdos proféticos— aflora en los pasajes de Aparece un instante, Nevermore con una resolución entrañable nítida y próxima. De espaldas a una actualidad casi siempre banal, Malva Flores escribe palabras imantadas de memoria y de presente; con tales instrumentos, reconstruye y restituye una presencia y una pérdida a lo largo de este intenso poema-río donde no hay zona vedada para el vasto poder de sus evocaciones.
Guiada por la stella polaris de la mejor música versal, el aliento narrativo del volumen enlaza imágenes y sucesos de difuntos tutelares –tanto del vivir como de las letras— conel presente de la autora, dando lugar a una trama de significados y de significaciones donde las aguas de la vida y de la literatura forman un delta de innumerables brazos. Por otra parte, el amplio bestiario nombrado por la poeta –en las filas de Ted Hughes— se conjunta con el paisaje de los otros reinos, expuesto a la alquimia de la luz y de la sombra o la invención de inéditas simbologías.
La suma de tan variados cruces entre fondo y forma, por momentos en íntima confusión, en inclemente combustión, hacen de este libro un aparte entre los publicados por Malva Flores. A todo esto hay que añadir una gozosa liviandad que surge entre el dolor demasiado humano y el éxtasis demasiado angelical, aportando al poema estados de ánimo diversos y, en algunos casos, de sutiles y felices contrastes. Experiencia escritural de madurez, las páginas de este volumen tornan esencial al fugacidad del presente por obra y gracia de la permanencia de un pasado, convertido ya en sedimento de los rituales de la memoria.
Ernesto Lumbreras