Poeta mayor de la lengua inglesa –y el que más influencia continúa ejerciendo en la lírica de Occidente–, T.S. Eliot (1888-1965) publicó Cuatro cuartetos en 1943. En esta extraordinaria obra de madurez, el autor reflexiona de nuevo sobre el tiempo: no aquel fragmentario y apuntalado contra las ruinas de la modernidad, según observó en La tierra baldía (1922), sino uno circular y ecuménico donde "En mi principio está mi fin" y "todo se añade"; el eterno retorno del apocalipsis a su génesis; la suma, en palabras del Eclesiastés, de "Aquello que fue ya es, y lo que ha de ser fue ya". Poema que indaga en la oscura fraternidad del hombre y la naturaleza; que busca la comunión perdida entre las cosas, el lenguaje y el espíritu –de ahí la rigurosa geometría formal del conjunto–, Cuatro cuartetos constituye simultáneamente, la pieza más refinada y austera, más ambiciosa e inspirada, de Eliot.
Un documento así, verdadero poema de poemas, exigía una versión al español como la que hoy ofrecemos de José Emilio Pacheco. Desde que apareció por primera vez en 1989, Pacheco no dejó de corregir y anotar su "aproximación", a la que había destinado buena parte de sus esfuerzos como traductor y que, sin lugar a dudas, constituye la más virtuosa y exhaustiva de Cuatro cuartetos. No resulta exagerado afirmar que cualquier edición de esa opus mirabilis, incluida la inglesa misma, debería contener las notas de Pacheco, varias de ellas fulgurantes ensayos, para comprender cabalmente tan hermético texto.
Da la impresión, parafraseando al propio Eliot, de que teníamos la experiencia de haber leído Cuatro cuartetos, pero que nunca captamos su significado. Ahora, gracias a esta "aproximación" (una de las más esperadas del vasto catálogo de Pacheco), es posible acercarse y desentrañar dicho significado, restaurar la experiencia de su urgente lectura.