En el amplio panorama de la poesía latinoamericana, la poesía de Víctor Toledo brilla con luz propia. Su abundante bibliografía confirma que es un poeta consciente de lo sagrado de su oficio. Esto lo podemos ver no sólo en su poesía sino también en sus ensayos, reveladores y luminosos, sobre el acto poético y la tradición que da continuidad a la palabra del hombre en el mundo. Las mayores virtudes de Víctor Toledo son un dominio absoluto sobre el lenguaje, y los temas que proponen sus poemas que abrevan, a su vez, de un maravilloso mundo que va de los mitos griegos a los prehispánicos, pasando por la mitología celta, y la experiencia personal e íntima que deriva en la revelación del instante. Nos ayudan a comprender las dimensiones y alcances del conocimiento mítico e histórico que es capaz de reflejar en su mundo poético. Su búsqueda es inagotable porque el encuentro es consigo mismo, siempre en movimiento. En esa luz es donde se encuentra la fuente de la poesía de Víctor Toledo: Ya sean reflexiones metalingüísticas o preguntas existenciales. Sigue una constante: el descubrimiento, por medio de la palabra misma, de las relaciones que guardan diferentes culturas entre sí. El puente que nos una a Dios y Dios es lenguaje, verbo, del que se desprende todo el Universo. Aunque el lector podría pensar inmediatamente en Huidobro, creo que la poesía de Toledo abreva de otra fuente, de las matrioskas, muñecas rusas que guardan una muñeca a dentro que guarda otra muñeca adentro que guarda [Una poesía con quinta dimensión, un bonsaí infinito que demanda lecturas microanalíticas, de organismo vivo han dicho otros críticos]. Así el lenguaje, la palabra, según comprendemos esta poesía, revela sus secretos. Paronomasia, aliteraciones, sí, pero también simbolismo y una aguda visión del mundo a través del lenguaje. Este es un libro que podemos leer en diferentes niveles y que busca lectores atentos que se aventuren en el misterioso camino que la palabra poética de Víctor Toledo ha trazado.