Solo a dos voces es una muestra impecable del arte del pensamiento de Octavio Paz. Durante años, palabra a palabra, el poeta va levantando inevitablemente y casi sin advertirlo un planisferio celeste, una galaxia de signos que refleja en negativo todas y cada una de las estrellas de la Vía Láctea. Esta ávida construcción puede apreciarse en las reflexiones en torno al arte, los paraísos del lenguaje, los aspectos religiosos y sociales, lo mítico y la modernidad y los juicios sobre personajes fundamentales de la literatura o la historia que aparecen a lo largo de las páginas de este volumen.
Gracias a estas conversaciones, enriquecidas con singular inteligencia por Julián Ríos, obtenemos una herramienta útil para revelar el mundo, el espíritu y los símbolos del Nobel de Literatura mexicano. “Todas las grandes cosas que los hombres hemos hecho han sido hijas del diálogo”, afirma Paz en una de sus respuestas, y de algún modo esta sentencia puede resumir la importancia de esta obra. El título Solo a dos voces se inspiró en el poema del mismo nombre publicado por Octavio Paz en 1961.
Julián Ríos (Galicia, 1941) es director de colecciones de libros, forma parte del consejo de redacción de diversas revistas, colabora como narrador y ensayista en numerosas publicaciones europeas y americanas. Entre su obra publicada se encuentran Teatro de signos (1974), también en coautoría con Octavio Paz, Larva (1983), Poundemonium (1985) y Las tentaciones de Antonio Saura (1991)