Para rescatar la memoria de una ciudad a la vez amada y detestada por Carlos Fuentes, vuelve éste a una época que conoció muy bien: la del principio de los años cincuenta, poblada por personajes como el viejo y millonario revolucionario en cuya cabeza aún no se apagan los disparos de sus campañas ni finalizan las noches de sus juergas interminables; la criada vieja que habita en uno de esos ex palacios de la ciudad convertidos en casas de vecindad; el seudoaristócrata que sigue viviendo “noches llenas de mañanas” y el hijo de la barriada sin nombre que venga sus agravios convertido en el “halcón”.
Los personajes que aparecen en estos cuentos viven aferrados a la nostalgia o al rencor en su afán frustrado de encontrar una vida más limpia, más humana. En tanto la ciudad, siempre presente en el fondo de la narración, sueña en sus grandezas pasadas para no mirar su destrucción, mi8entras espera que le anuncien su muerte.
Esta historia está hecha de cuatro relatos donde se narran momentos decisivos para los protagonistas, quienes descubren que la vida no es aquello que imaginaron. Sus personajes transitan por espacios y momentos trágicos y festivos, como ellos mismos: un general nostálgico ante la revolución mexicana, cada vez más corrompida; una anciana olvidada y su oscura relación con un niño paralítico de las vecindades del centro; un solterón acaudalado que no alcanza a comprender la pobreza ni la desaparición del mito fundador de su status, y un lumpen que, mientras traba un combate con las palabras, termina como guardaespaldas de quien le ha causado tanto dolor... La grandeza de ayer es la ruina de hoy, y nada lo demuestra mejor que la propia Ciudad de México y sus habitantes.
La crítica ha opinado:
"... la vida en la ciudad de México, desde el estrato más bajo al más alto... hay belleza, pasión y genialidad aquí... " -Publishers Weekly-
Otros autores ha opinado:
"Después de leer a Joyce y a Faulkner descubrí que Fuentes pertenece también a esta selecta compañía" -Alberto Manguel-