Alí Ahmad Ésber desde los diecisiete años adoptó el pseudónimo de Adonis, nombre proveniente del pasado anterior a la propagación del islam en el Medio Oriente, con lo cual asumía una identificación con las culturas antiguas en la región.
Además del acercamiento simbólico a las civilizaciones antiguas, en su obra se hace presente la búsqueda por encontrar una amalgama entre la cultura árabe clásica de los comienzos del islam y anterior a éste con la literatura mundial contemporánea, algo que en este trabajo se hace patente en la mención explícita de Joyce y Nietzsche, quien es además una de las influencias reconocidas sobre la obra de Jalil Gibrán.
En la obra de Adonis se manifiesta una búsqueda de sentido y significado en la lengua, una semiótica particular, la cual se nutre de la tradición árabe, pero a la vez, «situado voluntariamente en una encrucijada de culturas literarias, Adonis parte de su conocimiento de la tradición poética árabe para volverla del revés, volcándose con rara intensidad no sólo en una experimentación formal y lingüística continua sino también en la revisión y corrección de lo ya publicado», advierte Federico Arbós, y agrega que hay en Adonis una búsqueda de «acción escrita», de poética activa consistente en arraigar la nueva escritura árabe en el ámbito cultural múltiple de la civilización grecolatina mediterránea con el de la Arabia pagana y del islam clásico; para ello busca que los textos se mantengan en un territorio de ambigüedad cronológica, en un ámbito más bien abstracto y atemporal.