Después de publicar una inmensa cantidad de cuentos, Chéjov se decidió a escribir una novela, pero no una tradicional sino una de género policial, tal vez la primera en Rusia. La tituló Un drama de caza y fue publicada por entregas en un periódico. En forma de libro apareció en 1923. Para sus lectores fue, por varias razones, una sorpresa. Esa, la primera novela de Chéjov, nos revela a un escritor diferente, distinto al que fue antes y también al que fue posteriormente. Nos muestra una Rusia en tinieblas, una espiritualidad maléfica, una atmósfera de letrina y un subfondo brutal. Sus personajes y circunstancias están hechos de delirios, de crueldad, de complejas frustraciones. En el siglo XIX, la novela policial se extendió vertiginosamente por el mundo. Algunos de los escritores más importantes incorporaron a su obra algunos efectos de ese género. En Rusia, la descubrió el joven Chéjov con Un drama de caza.
Dramaturgo excepcional y cuentista sin par, Chéjov también es autor de una novela, la que aquí presentamos con traducción de Sergio Pitol, que para muchos es una de las obras maestras del género. Como una suerte de cajas chinas o de matrioshkas, la novela transcurre con Chéjov como autor y personaje. En un juego de narraciones, la hitoria de Iván Petrovich Kamichev es el motivo para que Chéjov despliegue su visión crítica y panorámica en una Rusia en plena decadencia moral, social y psicológica. La provincia rusa se presenta como el alma de la nación, en donde la desesperanza es el medio de vida de hombres y mujeres sumidos en el tedio, el vodka y las apariencias.