¿Será que el misterio de la vida se devela en los toros, en las escamas de los reptiles o en las sombras de los gatos?
Por lo pronto Adriana González Mateos se desliza sobre la vida cotidiana en una narrativa afilada, invierte los trazos de la existencia y los recubre con una piel más honda que la piel y a su vez más ríspida. La autora de este volumen breve e intenso dibuja nuevas formas sin salir de una misma realidad. Y los trazos con que va recorriendo la existencia cotidiana, vueltos de cabeza sobre la retícula del cuento —pero también del cuadro, la cinta o el cómic—, exigirán a su vez del lector la apuesta por una mirada distinta que, lanzada entre líneas, sepa descifrar en el juego de la ironía sobre quién, sobre qué se devela el misterio.
Cuentos para ciclistas y jinetes son el reconocimiento de esa otra cara que la realidad porta siempre consigo; aunque en el envés de su rostro, como la carta metida en la manga en espera de salir y disparar su as directo al corazón. Este libro abre un apetito distinto frente a la literatura y un gusto más profundo y oloroso ante la cotidianidad. Ante esa superficie de vida diaria engañosamente insípida que puede resultar el mejor tablero de la magia, según se sepa alzar, voltear y lanzar con arte el cuerpo de las palabras.