Paloma Castro Leal se entrega a sus poemas y nos los entrega. El símil de los espejos, con todo y su metáfora caleidoscópica se nos presenta en un acelerado vértigo barroco de reflejos. Palabras imágenes de poetisa, poema, persona, sentimiento, expresión, elevación, misticismo, carne y espíritu se nos desenvuelven a través de sus poemas, ya libres, con su música escondida, ya cercados por formas cerradas, que no llegan a limitar, éstas, la insistencia y el coraje de la pasión, de su pasión.
La vida y los poemas de una vida. En 1958 publicó su primer libro, de ellos, A la sombra de Dios. En 1980 los volvió a juntar con otros de amores y adioses enaltecidos, A la sombra de Dios y Otros poemas. Y hoy recibimos, éste, sus Ecos del silencio.
Los reflejos de la expresión continúan. Este nuevo libro de poemas nos conduce a los otros, y la sombra de Dios, vuelve a cobijarlos, con reflejos de siglos de oros, con ritmos de infantiles remembranzas, con los sonidos producidos por el silencio de la meditación... y etapas de la vida se suceden en rápida mezcla itinerante de expresiones.
Son poemas de una paloma, libre en su aleteo cuando el rígido campamento castrense le permite remontarse por los espacios ilimitados del sueño, del ensueño vivido, del recuerdo olvidado y de la trascendencia cotidiana. La lealtad a esos vuelos es ineludible, bien sustentada en la pasión de su sentimiento poético.
Héctor Martínez Famez