1995 / 12 oct 2018 11:06
Los escritores que se dieron a conocer en la revista Tierra Nueva (1940-1942) tuvieron, entre sus designios conscientes, el de buscar un equilibrio entre la tradición y la modernidad, entre el entusiasmo iconoclasta de la juventud y la aceptación de un rigor en la formación literaria. Su reconocimiento de algunos maestros en las generaciones mayores, su aspiración a realizar una obra con la austeridad a realizar una obra que requiere un oficio que se aprende con esfuerzo y su preocupación por ir conquistando, sin prisa pero sin descanso, el mundo de la cultura, les confirieron ciertas bases de las que pudieron partir cada uno por su propio. Pudiera decirse de su actitud, que trató de aprovechar las inquietudes más válidas de las generaciones inmediatas, evitando sus riesgos y sus abdicaciones.
Dos poetas, Alí Chumacero y Jorge González Durán, y un ensayista filósofo, Leopoldo Zea, fueron las contribuciones más valiosas del grupo. El cuarto de los "responsables" de Tierra Nueva fue José Luis Martínez.
Juan Antonio Rosado | Angélica Tornero.
2004 / 14 nov 2018 10:07
Se conoce con este nombre al grupo de escritores que se reunió en torno de la revista literatura del mismo nombre: Tierra Nueva. Sin embargo, la formación del grupo no giró sólo alrededor de la realización de este órgano editorial. Los directores de la revista habían iniciado sus lazos de amistad años antes, en la ciudad de Guadalajara, donde estudiaban la preparatoria.
Los fundadores del proyecto Tierra Nueva, que daría cuerpo a la generación, fueron Jorge González Durán, Alí Chumacero y José Luis Martínez.
Cuando la situación universitaria jalisciense llegó en 1937 a un punto de extremos facciosos, según José Luis Martínez, miembros de la generación comenzaron a emigrar a la ciudad de México, para iniciar los estudios profesionales.
Esta generación tuvo como maestros a Francisco Monterde, Julio Torri, Julio Jiménez Rueda, Manuel Toussaint, José Gaos, Manuel González Montesinos, José Moreno Villa, entre otros.
A esta generación le correspondió abrir las puertas del mundo literario mexicano a los jóvenes españoles que llegaron como refugiados a México. Estos incipientes escritores se daban a conocer a través de revistas y en la tertulia literaria. Los españoles de más edad se hacían presentes a través de los cursos patrocinados por la Casa de España, que luego se transformaría en El Colegio de México.
El exilio español era un tema recurrente para esta generación. Los escritores recién llegados compartían con los mexicanos experiencias literarias y estéticas de otras latitudes.
En 1939, dice José Luis Martínez, Jorge González Durán logró convencer al licenciado Mario de la Cueva, por entonces Secretario General de la Universidad Nacional, de que la institución imprimiera una revista literaria que realizarían aquellos estudiantes. Surgió entonces la revista Tierra Nueva.
A diferencia de su coetánea Taller, Tierra Nueva llegó al mundo editorial con una subvención que le permitió ser una revista con calidad de impresión y exactitud en la periodicidad.
Además, este grupo buscó respaldo en generaciones anteriores a la suya, en maestros y gente reconocida en el medio literario. Así, Alfonso Reyes y Enrique Díez-Canedo fueron apoyo importante para su empresa editorial.
Los iniciadores del proyecto, Jorge González Durán y José Luis Martínez, pensaron en la necesidad de incluir a un filósofo para la realización de su proyecto. Ahí conocieron al incipiente filósofo Leopoldo Zea, quien se les unió. Posteriormente, él atrajo a otros dos jóvenes pensadores Manuel Cabrera y Juan Manuel Terán.
Esta agrupación tuvo entre sus propósitos lograr un equilibrio entre la tradición y la modernidad. Reconocían maestros en las generaciones anteriores y aspiraban a realizar una obra con la austeridad requerida por el oficio.
Otros escritores agrupados en la generación de Tierra Nueva fueron: el costarricense, Alfredo Cardona Peña, y los mexicanos Bernardo Casanueva Mazo y Arturo Rivas Sáinz.
Algunos miembros de la generación solían reunirse para comer los sábados. Enrique González Martínez, mucho mayor que ellos, los acompañaba. A estas reuniones asistían también Jaime García Terrés, Julio Torri y Joaquín Díez-Canedo.
El Café París era por entonces el ateneo donde se intercambiaban ideas y acontecimientos del medio literario. A diario se reunían ahí José Luis Martínez y Alí Chumacero con algunos coetáneos como Octavio Paz, Efraín Huerta, y gente de otras generaciones, como Xavier Villaurrutia, Enrique Díez-Canedo, Octavio Barreda, Ermilo Abreu Gómez, Bernardo Ortiz de Montellano, entre otros.
Los cuatro fundadores de Tierra Nueva, González Durán, Alí Chumacero, José Luis Martínez y Leopoldo Zea destacaron por su empeño, los primeros tres en las letras y el último en la filosofía.
Abreu Gómez, Ermilo Barreda, Octavio G. Cardona Peña, Alfredo Casanueva Mazo, Bernardo Díez-Canedo, Enrique Gaos, José García Terrés, Jaime González Martínez, Enrique Huerta, Efraín Jiménez Rueda, Julio Monterde, Francisco Moreno Villa, José Ortiz de Montellano, Bernardo Paz, Octavio Reyes, Alfonso Rivas Sáinz, Arturo Torri, Julio Toussaint, Manuel Villaurrutia, Xavier Zea, Leopoldo