1995 / 03 sep 2018 14:03
Poeta de secreta desolación y autor de los preciosos Sonetos a la Virgen (1937) de trasfondo hermético, agudo prosista y crítico (Obras. Poesía, narrativa, ensayo, edición de María de Lourdes Franco Bagnouls, 1985), a quien se deben excelentes traducciones (principalmente de T. S. Eliot, D. H. Lawrence y Saint-John Perse) y el generoso encauzamiento de los nuevos valores literarios en las revistas que fundó: Letras de México (1937-1947) y El Hijo Pródigo (1943-1946).
Editor, político y escritor. Desempeñó una notable actividad como escritor, aunque no fue menos intensa y prolongada su labor como político y diplomático, mientras que mediante la traducción pudo dar a conocer su visión artística, moldeada en parte por su contacto con otros creadores y por su experiencia laboral dentro y fuera de México. Estas facetas, pues, se funden, y su vida es coherente con uno de los ideales que persiguió, el equilibrio entre la realidad y la imaginación. Barreda viajó a de [sic] Nueva York para formar parte del personal de la cancillería mexicana en 1923; ocupó luego el puesto de cónsul en Londres, Lisboa, Montreal, Gotemburgo y Copenhague, y fue consejero de la Secretaría de Economía Nacional en Ginebra, Nueva York y las Naciones Unidas. También tuvo varios cargos en su país (en la Secretaría de Economía Nacional, en la de Relaciones Exteriores y en las Oficinas Federales de Hacienda). De joven había adquirido cierta experiencia en el mundo editorial. También hizo amistad con quienes luego serían algunas de las grandes figuras literarias de su generación. Ya en su época de estudiante participó en la fundación de la revista Gladios (1916), de la que solo se llegaron a publicar dos entregas por rivalidades entre sus fundadores, y la revista de tono sarcástico San-Ev-Ank (1918), donde aparecieron algunas de las primeras publicaciones de quienes más tarde serían parte del grupo de los Contemporáneos. En la década de 1940, ya de regreso a México, llevó a cabo sus trabajos más conocidos. Fundó y dirigió las revistas literarias Letras de México (1937-1947) y El Hijo Pródigo (1943-1946), y colaboró en otras, como Contemporáneos y Taller, donde publicó, con su nombre y distintos seudónimos, gran parte de su obra, consistente en artículos y ensayos sobre literatura, pintura y cine. En Letras de México compartió con Xavier Villaurrutia la columna “El Pez que Fuma”, iniciada por Jaime Torres Bodet. Sus textos más conocidos, los únicos que circularon en forma de libro durante su vida, son sus seis Sonetos a la Virgen (1937), donde puso en práctica el erotismo característico de la tradición mística, y un cuento que avanza como un sueño, “El Dr. Fu Chang Li” (1945), donde mostró su gracia y humor, medios para alcanzar el conocimiento y ampliar las ideas, según creía. Con su labor como traductor de prosa y verso en inglés y francés contribuyó a crear una literatura que regresara a lo esencial y común a toda la humanidad. Su participación en la traducción y divulgación de textos permitió que otros leyeran a algunos de los autores que habían influido en él. Aunque años después, en su última conferencia, haría énfasis en el impulso que dio a la literatura hispánica para defenderse de sus adversarios, Barreda nunca ocultó a los autores extranjeros que lo inspiraron. Ya en el número inicial de El Hijo Pródigo anunció que había tomado el nombre de una oración de John Donne. En sus páginas incluyó también un fragmento de El libro de oraciones de Donne y el ensayo “La música de la poesía” de T. S. Eliot, traducidos por él. De Eliot también tradujo el poema “Un canto para Simeón” (Taller, 1940, número 10) y, como Eliot, Barreda vertió Anábasis de Saint-John Perse (México, Letras de México, 1941). En el prólogo prepara al lector para la sucesión de imágenes libres de nexos que contienen lo que Eliot había llamado “lógica de la imaginación”, y alude a su respeto por la puntuación de Perse, a pesar de haber abandonado los signos de interrogación dobles para no interrumpir el flujo del texto. De la breve traducción de Donne que hizo para su revista dijo algo similar, esto es, haber conservado las “oscuridades” del autor y la aparente arbitrariedad de su puntuación y la sintaxis, lo que consideraba uno de sus mayores atractivos y ya había reproducido en sus Sonetos a la Virgen. En realidad, Barreda no siempre se aferró a sus textos de partida. Más bien los hizo suyos mediante cambios, supresiones y adiciones, incluso semánticas, como muestra su traducción de Mañanas en México de D. H. Lawrence (Letras de México, 1942). Los otros textos que vertió al español, también publicados en revistas y por separado, muestran otros de sus modelos artísticos y las bases teóricas que defendía como medios para el crecimiento colectivo. De los primeros años de la década de 1920 a los últimos de la década de 1950, tradujo, entre otros, a Walter Pater, lord Dunsany, Walter Pach, Thornton Wilder, Carl Van Doren, Bertram D. Wolfe, Ernest R. Moore, William Saroyan, I. A. Richards, Alfred E. Housman, James Hilton, Edgar F. Carritt y Harold Lamb en revistas como México Moderno, La Antorcha, Revista de Revistas, Contemporáneos, Letras de México y El Hijo Pródigo, así como para editoriales como Letras de México, Peuser, Fondo de Cultura Económica y Grijalbo.
Bibl.: Ermilo Abreu Gómez, Sala de retratos: intelectuales y artistas de mi época, México, Leyenda, 1946, 46-48. || Max Aub, “El Hijo Pródigo”, La Cultura en México [suplemento de Siempre!], 26 de febrero de 1964, suplemento número 106, 11. || Octavio G. Barreda, Obras: poesía, narrativa, ensayo. Ed. de Ma de L. Franco, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1985. || Emmanuel Carballo, Diecinueve protagonistas de la literatura mexicana del siglo XX, México, Empresas Editoriales, 1965, 181-188. || Alfredo Cardona Peña, Conversaciones y semblanzas, San José de Costa Rica, Universidad Estatal a Distancia, 1988. || Alí Chumacero, Los momentos críticos, México, Fondo de Cultura Económica, 1996. || Luis Mario Schneider, “A propósito de las Obras de Octavio Barreda y la edición de Lourdes Franco”, Literatura mexicana 2 (1990), 454-462. || Luis Mario Schneider, Otros contemporáneos: Octavio G. Barreda, Anselmo Mena, Enrique Asúnsolo, Enrique Munguía, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1995, 7-10. || Guillermo Sheridan, Poeta con paisaje: ensayos sobre la vida de Octavio Paz, México, Era, 2004. || VV. AA., “Homenaje a Octavio G. Barreda”, Ovaciones, 12 de enero de 1964, suplemento número 107.
09 dic 1988 / 04 jul 2018 16:06
Siendo estudiante publicó y fue editor de sus primeras revistas literarias: Gladios (1916) y San-Ev-Ank (1918) en la que participó con una columna colectiva, “Sociales y personales”, firmada bajo el seudónimo de Paul Vareda. También al surgir ésta, creó el nombre de Giotto Evaci Barón D'Abra, representado en el título de la publicación con las letras Ev. Más tarde trabajó como profesor de conversación y composición en la Escuela de Verano de la Universidad Nacional. Fue redactor en El Demócrata (1914) y en el periódico Noticias (1923). Fue miembro del Nuevo Ateneo de la Juventud, surgido en 1919. Paralelamente a su actividad literaria, Barreda ocupó diversos cargos públicos y diplomáticos del gobierno mexicano. Fue regidor en San Ángel (1920) y oficial archivero en la Secretaría Particular del Gobierno del Distrito Federal (1922). Inició su carrera diplomática en la cancillería mexicana en la ciudad de Nueva York, en 1923. Desempeñó los cargos de vicecónsul en Londres (1928) y de cónsul en Portugal, Canadá, Suecia y Dinamarca entre 1930 y 1934. A su regreso a México ocupó nuevamente algunos cargos públicos: consejero comercial (1933) y director administrativo (1940) en la Secretaría de Economía, director del Departamento de Información Consular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (1950) y de las Oficinas Federales de la Secretaría de Hacienda (1953). También reanudó su actividad en las letras: fundó y dirigió Letras de México (1937 a 1945) y El Hijo Pródigo (de 1943 a 1946). Estas publicaciones cobraron relevancia en la ardua tarea de difundir la cultura nacional, la literatura mexicana y extranjera y promover a nuevos valores literarios. En Letras de México firmó algunos de sus artículos bajo el seudónimo de Carlos Zalcedo. Colaboró esporádicamente en Contemporáneos, Taller, Taller Poético, Rueca, Romance, en el Boletín Mensual Carta Blanca y en el suplemento dominical de El Nacional. Fue uno de los autores del espectáculo teatral "Upa y apa". Como editor dio a conocer cerca de cincuenta libros de autores mexicanos y extranjeros. En 1946 ocupó el puesto de vicepresidente de la Cámara Mexicana del Libro. Por razones de salud, desde 1959 hasta su muerte, radicó en Guadalajara, alejado de la actividad literaria.
Octavio Gabino Barreda fue impulsor y crítico de la literatura; también hizo crítica de pintura, cine y arte en general. Sus escritos se caracterizan por un tono satírico, una pícara ironía y un ingenio sagaz. Dio a conocer por medio de sus traducciones a Saint John Perse, Thomas Spencer, D.H. Lawrence, T.S. Eliot y otros. Tuvo una visión bastante acertada para descubrir nuevos autores y una gran agudeza al abordar asuntos literarios. Su artículo sobre las revistas literarias en las que participó y sus ensayos en donde recoge reflexiones estéticas y de teoría literaria, son de lo mejor dentro de su obra. En su poesía y en sus cuentos existe un rico manejo del lenguaje y un ágil juego de ideas.
- Paul Vareda
- Giotto Evaci Barón D'Abra
- Carlos Zalcedo
Instituciones, distinciones o publicaciones
El Hijo Pródigo. Revista Literaria
Letras de México. Gaceta literaria y artística
San-ev-ank. Revista semanaria estudiantil
Gladios
San-ev-ank. Revista semanaria estudiantil
Letras de México. Gaceta literaria y artística
Contemporáneos. Revista Mexicana de Cultura
Taller
Taller Poético
Rueca
Romance. Revista popular hispanoamericana
El Nacional
Contemporáneos. Revista Mexicana de Cultura