La tentación del dinero, la homofobia, la interpretación a modo de los Evangelios, los celos y la venganza son los ingredientes fundamentales de esta novela, que cuestiona abiertamente el conflicto de poder entre la justicia civil del hombre y la ambición del clero secular y las congregaciones religiosas.
En el monasterio jesuita de Acamoyán se comete el asesinato de una joven mujer, integrante de la Pastoral Juvenir. Aristeo Ribal, sacerdote con vuelos de detective, es comisionado para descubrir al asesino antes de que se haga pública la noticia del crimen. Sólo cuenta con 48 horas para resolver el acertijo; entre los sospechosos se cuentan los insignes jesuitas encargados del monasterio y un grupo de jóvenes dispuestos a cuestionar incluso los preceptos divinos -todos con más de una historia que esconder.
El orden mata refleja de manera fidedigna los laberintos teológicos usados para encubrir y soslayar las fechorías de sacerdotes poco comprometidos con la palabra de Dios, da cuenta de cómo las pasiones humanas sobrepasan, por mucho, la condición de hombre de Dios y cómo se traicionan los compromisos divinos adquiridos al recibir el sacramento del sacerdocio.