La escritura de José Vicente Anaya ha sido, desde sus primeros libros, la de un peregrinaje por el paisaje de la experiencia, por el horizonte expresivo en busca de una plenitud del hombre, ese ser entre los hombres, entre las cosas, inmerso en un bosque de símbolos que el poeta vuelve propios y los devuelve a los lectores encarnados en palabras. Desde el título mismo, Paria, tercera parte de una trilogía que Ediciones Sin Nombre irá publicando, nos señala, como en otros libros suyos, la condición marginal del poeta-caminante. Esa condición de romero lleva al poeta y a la escritura del verso a la prosa, hasta proponer radicalmente una prosa-verso, distinta de la prosa poética, tan llena de resonancias cifradas, a la manera del rezo religioso, como conversada en la sencillez compartida del camino. En Paria José Vicente Anaya interioriza su grito, lo vuelve entraña, senda de la corriente sanguínea de las palabras: el poema es parte de la biología del hombre, acto de sentido.