Basalto es un poema, es asimismo la convocatoria de un poema que decide hacerse libro, y es una liberación de fuerzas pugnando, armonizando, en planos diversos de estructuración. Verso a verso, página a página, somos acarreados como piedra dura, como grano fino, como error de transcripción, como prisma estructurándose, mediante goznes, charnelas duras, dolorosas, en verdad espiralada que contiene ejes cruzados, cuerpos de tinta negra o carne viva, esquirlas de piedra inamovible y fuego de constelaciones en perpetuo devenir: verticalidad, vertiginosidad (“espiral principio de simetría vapor fecundo en la brevedad del pie y la sílaba”).
Léase este fecundo universo de Rocío Cerón colocando un frágil pie en la sílaba que se busca como palabra, en la viva concatenación de las cosas que estructuran la vida y que, desde la dificultad, estructuran Basalto. Léase, sin ojeriza, desde una entrega, con amor, este libro de poemas que contiene un módulo atroz, tranquilo, de la experiencia más ignota: la del viaje, sin espejo, por el fondo cerrado, claustrofóbico, de la más dura piedra.