Arena en las manos desde el titulo la escritura potosina Laura Elena González hace sentir esa ambigüedad o evanescencia del paisaje de su tieera natal, en donde la tierra es arena y se escurre entre las manos como agua. Pero la arena es el agua un antitesis, le falta el alma: la humedad. Así, más que un lirismo seco, lo que se desarrolla en este libro es una poesía habitada por fantasmas, la memoria - y su hermana gemela (¿siamesa?), el olvido-, el amor, los ritos. Por eso no deja de ser sorprendente que en los textos de libro aparezcan, como un recurrir rítmico menciones a barcos y al mundo maritimo, como fósiles en el lenguaje, ecos de un mar interior, primigenio. ya perdido, seco. El poema como un diario de la experiencia en el que, por la búsqueda del escritor, se revelan las distintas capas geológicas del habla. La designación geológica viene al caso justamente por la insistencia en la materia, en ese mineral - ese metal- que es como piel: otra de las constantes de Arena en las manos.