La nada en bruto de Gabriel Magaña, representa una arriesgada en la interpretación del oficio poético en español, con una obvia vinculación a la apuesta inagurada por Mallárme en su "Tirada de dados". El azar que se puede o no abolir en un poemario de sugerentes resonancias, a la vez brusco en su aceptación del hecho, con esa brutal sugerida en el título, pero de un concepto central para el pensamiento, el arte y la filosofía de la modernidad: la nada, es un azar, que como diría un prolongador de Mallarmé en la ciencia, es necesidad. La página se utiliza como espacio no sólo como lectura, sino también de la mirada -la escritura como grafia en varios sentidos- y del oído. Los espacios en blanco se ven y se oyen se leen en el sentido más profundo de ese acto. Por eso no es frecuente que un libro así, dificil, exigente, sin complacencias a los usos del sentimiento o la ideología, vena una segunda edición.