Formas de luz… cumple lo que Flaubert pedía a toda gran novela: un gran personaje femenino. Novela sobre el amor conyugal, la lujuria, el adulterio, la egolatría, la mezquindad del mundo que rodea al artista, es también, y sobre todo, la novela de la depresión, la caída en el infierno, la pérdida del paraíso y su recuperación. Ambientada en la Xalapa de los noventa, narra la vida de un escritor que, por soberbia y autocomplacencia, arrastra a su esposa a una atroz persecución. La supervivencia de Atanasia, personaje memorable que parece inmortal, nos hace pensar en la superioridad moral y física de la mujer. Como en una comedia, se dibuja satírica y mordazmente a la llamada Atenas Veracruzana con personajes que de tan reales y coloridos resultan caricaturescos. Según el autor, esta obra proviene de dos vertientes: su vida, que cayó en una severa depresión mayor –afección que a no pocos conduce al suicidio–, y años de estudio dedicados a la lectura y análisis de textos científicos y literarios sobre la melancolía. Es, pues, una especie de tratado sobre esa forma de locura que ha afectado a tantos artistas a lo largo de siglos. Cada novela es una tesis de grado sobre la vida, afirma el autor. Pocas veces, como en ésta, lo que el creador piensa sobre su obra coincide, de manera tan precisa, con lo que la obra es. La obra recibió el Premio Bellas Artes de Novela José Rubén Romero 2017.