Lágrimas sonoras es un libro de cuentos musicales. El lector abre una página y sus ojos escuchan una melodía a veces agridulce, a veces irónica, siempre interesante, inquietante. Aquí no hay una bailarina que gira arriba de cada cuento, sino historias construidas con la base de la música pitagórica, esa que emana de los cuerpos celestes al moverse por el firmamento y que, a la vez, determina el comportamiento de hombres y mujeres. Relatos de atmósferas ficticias, reales, abstractas, en las que los personajes, claves de un cuaderno pautado, no pueden ser otros que compositores, concertistas, intérpretes y traficantes de instrumentos orquestales. Conjunto de piezas que se disfrutan como un concierto de cámara, que posee esa belleza íntima que puede herir o hacer temblar esa cuerda instrumental que es el alma.